El Gobierno de Rusia reconoció este viernes que, en efecto, está en “en estado de guerra” debido a la implicación de potencias occidentales en el conflicto en Ucrania, de acuerdo al portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
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De acuerdo a Peskov, todo comenzó como “una operación militar especial”, pero “en cuanto se reunió este grupito, cuando Occidente se inmiscuyó del lado de Ucrania, para nosotros esto se convirtió en una guerra”.
“Estoy convencido de ello. Y todos deben comprenderlo”, añadió.
Según sus palabras, el objetivo de Rusia ahora es garantizar la seguridad de los residentes de las cuatro nuevas regiones del país (Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporiyia, en el sur) y liberar el territorio, ocupado por el momento por las tropas ucranianas.
Peskov insistió en que “tenemos cuatro nuevas entidades federales. Lo principal para nosotros es garantizar la seguridad de la gente en estas entidades federales y liberar el territorio de estas regiones, que actualmente está ocupado ‘de facto’ por el régimen de Kiev”.
El portavoz del Kremlin insistió en que Rusia continuará haciendo lo posible para lograr que el potencial bélico de Ucrania no sea una amenaza a sus ciudadanos y sus territorios.
Este viernes, las Fuerzas Armadas de Rusia lanzaron un ataque masivo contra instalaciones energéticas, el sector militar-industrial y los arsenales de armas de Ucrania.
De acuerdo con la cartera de Defensa, se utilizaron armas de alta precisión y largo alcance, que se lanzaron desde emplazamientos marítimos, terrestres y vehículos aéreos no tripulados, contra las instalaciones ya referidas y cruces ferroviarios y lugares de concentración de tropas de Kiev y mercenarios extranjeros.
También se destruyó u ocasionó daños de envergadura a sitios de producción y reparación de equipamiento militar, así como pertrechos bélicos entregados a Ucrania por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), añadió Defensa.