El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, critica el plan de Trump para desplazar a los palestinos de Gaza y afirma que Madrid no lo permitirá.
En declaraciones realizadas en el 12.º congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) vasco, celebrado el sábado en San Sebastián, en el norte del país europeo, Sánchez enfatizó que la reconstrucción del enclave palestino no puede ocultar la ignominia, la vergüenza y los crímenes de lesa humanidad que se registró en Gaza en los últimos años.
Asimismo, subrayó que España, en el marco del derecho internacional, aboga por la opción de que los palestinos vivan en Palestina, y reprochó el plan del presidente de EE.UU., Donald Trump, para reubicar por la fuerza a los residentes de Gaza.
“Nadie debería permitir un plan así, y que España, desde luego, no lo permitirá”, aseveró.
Sánchez, además de criticar duramente el plan de Trump, también criticó las posiciones del Gobierno estadounidense sobre algunos otros temas.
En respuesta a las declaraciones del vicepresidente estadounidense, JD Vance, que pidió a los europeos aumentar su tolerancia hacia los partidos de extrema derecha, el titular español advirtió de que la extrema derecha internacional quiere destruir Europa desde dentro.
Calificó a la extrema derecha como un movimiento multinacional formado por neoliberales, multimillonarios y ultraderechistas que quieren privatizar el bienestar social, dejar de lado los derechos humanos e ignorar el cambio climático.
En referencia a las amenazas de Estados Unidos de imponer aranceles más altos a los productos europeos, el presidente del Gobierno español señaló que se opone a las guerras comerciales, subrayando que España se opondrá a “quienes quieran violar unilateralmente el derecho internacional”.
Trump, durante una reunión con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció el pasado domingo un plan para reasentar a los palestinos de Gaza en otros lugares y hacer que la zona sea controlada por EE.UU.
La controvertida propuesta del magnate republicano ha desatado un fuerte rechazo y condenas tanto entre la comunidad islámica, como en el resto del mundo, por considerar el plan contrario al derecho internacional y equivalente a una limpieza étnica. Para los oponentes, la idea pone fin a la aspiración de un Estado palestino y desestabilizaría toda la región de Asia Occidental.
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