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Desfalcó algo más 600.000 dólares estadounidenses con un procedimiento simple: pedir más suministros de lo necesario para luego venderlos por Internet.
Un intendente del Ejército británico defraudó a su Gobierno por casi 500.000 libras esterlinas (unos 606.000 dólares estadounidenses) al pedir y revender impresoras y cartuchos de tóner. Un juzgado lo declaró culpable y lo condenó a tres años de prisión por apropiarse de bienes adquiridos con el dinero de los contribuyentes, informó este jueves el periódico The Guardian.
El hombre, que se llama Jed Charlot y tiene 45 años, le solicitaba a un contratista residente en Nottingham más de lo requerido y vendía luego los artículos suministrados por debajo del precio de mercado, a través de la plataforma eBay. Durante aproximadamente un año, entre 2021 y 2022, hizo 676 pedidos a través del correo del Ministerio de Defensa.
El inculpado estuvo en servicio desde 2007, alcanzó el grado de sargento intendente y se licenció en 2024, ya después que fueran descubiertas sus prácticas fraudulentas. Los periodistas detallaron que eso solo sucedió gracias al aviso de una administradora civil: no le alcanzaban las impresoras para cubrir los pedidos y “vio que la unidad del acusado había gastado mucho más de lo previsto en el presupuesto de adquisiciones”, según establecieron luego los fiscales.
En el momento de su primera confrontación con un oficial superior, Charlot alegó que lo habían hackeado, pero tras algunas indagaciones adicionales fue arrestado. En un registro de su vivienda, la policía encontró artículos de lujo, como un bolso Louis Vuitton, dos relojes Tag Heuer, un reloj de ejercicio Garmin y un bolígrafo Mont Blanc.
Hombre casado, Charlot gastaba parte de sus ganancias ilegales en satisfacer las demandas de su amante, a la cual le había dicho al principio que era rico, lo cual no era cierto. Según el recuento que hizo el juez, ella lo presionó en noviembre de 2021, preguntando: “Si tienes todo ese dinero, ¿por qué no nos vamos de vacaciones?”.
No obstante, la defensa trató de hacer pasar por “inexplicable” el delito, alegando la anterior “conducta ejemplar” del procesado.