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El exmandatario añadió que los atacantes han sido tratados como “terroristas”, aunque no se le encontró “ni siquiera una navaja”.
El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro defendió a sus seguidores involucrados en el ataque a las sedes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial en Brasilia, el pasado 8 de enero, calificándolos como “cabezas de familia” a quienes están tratando como “terroristas”.
“Tenemos ahora, que se van a cumplir dos meses, 900 personas presas, tratadas como terroristas. A los que no se ha encontrado, cuando fueron detenidos, ni siquiera una navaja. Y están presas. Son jefes de familia, señoras, madres y abuelos“, dijo el exmandatario durante un acto en un hotel de Orlando, Florida, en EE.UU., ciudad donde actualmente reside, reseñó UOL.
Bolsonaro aseguró, además, que “la gran mayoría de las personas” que fueron detenidas ni siquiera estaban en la Plaza de los Tres Poderes, el espacio cercano a las sedes del Congreso, la Presidencia y el Supremo tribunal Federal de Brasilia, el día del asalto.
Aunque dijo que estaba en contra de los sucedido en la capital brasileña, comparó esos hechos con el asalto al Capitolio de EE.UU. por parte de partidarios del exmandatario Donald Trump, el 6 de enero de 2021, señalando que en ambas ocasiones quienes participaron de estos eventos lo hicieron para protestar “en libertad” por un resultado electoral que no reconocieron.
Siguiendo con la comparación, comentó que en EE.UU. la “gran mayoría” de la gente está “respondiendo al debido proceso” en libertad, pese a que medios estadounidenses han señalado que alrededor de 950 personas han sido arrestadas por esos hechos.
Bolsonaro también criticó la declaración del ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino, quien calificó a los presos como “personas peligrosas”.
“Un plan”
En una reciente entrevista con Correio Braziliense, Dino señaló que desde el 30 de octubre hasta el 8 de enero, los opositores al actual gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva solo pensaron en una cosa: “Cómo dar un golpe de Estado en Brasil”.
“Fue el resultado de un plan. Un plan que comienza poco antes de las elecciones, continúa después de los resultados de las urnas, se agudiza en diciembre —en mi opinión, fruto de la desesperación— y que resuena hasta el 8 de enero”, manifestó entonces.