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El jefe de la Casa Blanca describió al primer ministro canadiense como un “radical de izquierda”, elevando unas tensiones con el país vecino que se han extendido del campo político y comercial al deportivo.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, es “un perdedor” que está arruinando a su país con políticas de izquierda. Así lo afirmó Donald Trump en medio de un aumento de tensiones entre ambos países tras las amenazas comerciales del presidente estadounidense, que se trasladaron al campo deportivo.
Este jueves el equipo canadiense de hockey sobre hielo se impuso 3-2 al estadounidense en la final del campeonato 4 Nations Face-Off en Boston, en un tenso partido en donde los fanáticos locales abuchearon el himno canadiense. “No pueden arrebatarnos nuestro país, y no pueden arrebatarnos nuestro deporte”, escribió posteriormente Trudeau en su cuenta de X.
Al ser preguntado sobre estos dichos en una entrevista al día siguiente para Fox News, Trump respondió: “Justin es un perdedor. Siempre lo ha sido“. “Tenemos una buena relación con Canadá, no con Justin. Porque Justin es demasiado radical de izquierda”, aclaró, agregando que el primer ministro “ha hecho un muy mal trabajo para Canadá”.
En medio de las tensiones, la Oficina del primer ministro canadiense comunicó este sábado que ambos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica en la que abordaron el conflicto en Ucrania y la parte canadiense informó sobre “el progreso compartido” en la frontera en la lucha contra el fentanilo. “El primer ministro señaló que las incautaciones de fentanilo en la frontera han disminuido”, reza el comunicado.
Aumento de las tensiones vecinales
Desde que asumió el cargo, Trump ha expresado en varias ocasiones su interés en anexionar Canadá a Estados Unidos, argumentando que esta unión brindaría estabilidad económica al territorio canadiense y lo protegería de amenazas externas. En ese sentido, proyectó que, si ambos países se fusionaran, no habría aranceles y los impuestos se reducirían en gran medida. Sin embargo, Trudeau, rechazó rotundamente la idea, afirmando que su nación nunca se unirá a Estados Unidos.
A principios de febrero, Trump anunció la imposición de aranceles a productos procedentes de Canadá, México y China, una medida considerada como un acto de guerra económica. Desde Ottawa reaccionaron de inmediato, anunciando aranceles de represalia y amenazando con romper un contrato millonario con Starlink. Además, retiró de los estantes de los supermercados las bebidas alcohólicas importadas de Estados Unidos.
Pero los ciudadanos canadienses fueron aún más allá, mostrando su descontento generalizado ante las tensiones comerciales y políticas entre ambas naciones: en eventos deportivos, comenzaron a abuchear el himno estadounidense, a boicotear productos importados de Estados Unidos y a cancelar viajes turísticos al país vecino.
Posteriormente, Canadá y México lograron negociar con Trump un aplazamiento temporal de los aranceles. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa, y existe la posibilidad de que pronto comience una nueva fase en esta guerra comercial.
