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“Los hispanos aman a Trump”, afirma el propio candidato republicano en un mitin en Nuevo México.
Cinco días antes de la jornada electoral, Donald Trump celebró un mitin en Albuquerque, Nuevo México, decidido a competir por cada voto en un estado donde los republicanos no ganan desde hace décadas. La última vez que un candidato republicano ganó en ese estado fue en 2004, con George W. Bush. Un caso similar al de Virginia, a donde Trump planea dirigirse a continuación.
Durante su discurso, Trump invitó a la multitud a “hablar en serio”, en vez de “ser amables el uno con el otro”, y mencionó una “razón muy simple” por la que había ido a ese estado.
“En primer lugar, los hispanos aman a Trump, lo hacen. Es verdad. A mí me gustan. Son inteligentes. Son mucho más listos que la persona que se presenta a la presidencia por el lado demócrata”, dijo. También afirmó que él trata a la comunidad “mucho mejor que los demócratas”.
“Así que estoy aquí por una razón muy simple. Ustedes me caen muy bien, y es bueno para mis credenciales con la comunidad hispana o latina“, añadió después. El político lamentó no haber ido una semana antes, y dijo que fue por causa de “errores menores”.
La popularidad de Trump entre los votantes hispanos decayó el domingo, cuando el comediante Tony Hinchcliffe calificó a Puerto Rico como una “isla de basura” durante un mitin del republicano celebrado en Nueva York, lo que desencadenó una serie de polémicas y escándalos.
Los residentes en Puerto Rico, territorio insular que Estados Unidos mantiene como ‘Estado libre asociado’ en el mar Caribe, no pueden votar en las elecciones presidenciales, pero sí los puertorriqueños que viven en cualquiera de los 50 estados de EE.UU., que pueden influir en el resultado de la contienda y especialmente en los principales estados indecisos.