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La Luna podría tener 4.510 millones de años, debido a que su superficie se fundió hace 4.350 millones de años, ‘reseteando’ el proceso de cristalización de rocas.
La Luna podría ser más de 100 millones de años más antigua de lo que creía hasta ahora, sugiere un equipo internacional de científicos de Estados Unidos, Francia y Alemania.
El estudio de los investigadores representa un desafío para el relativo consenso de los astrofísicos, que consideran que la Luna se formó hace aproximadamente 4.350 millones de años, después de que un objeto del tamaño de Marte, denominado Theia, impactara contra la Tierra primitiva y creara nuestro satélite natural, explica el comunicado de prensa sobre el estudio emitido por la Universidad de California en Santa Cruz.
La cronología aceptada hasta ahora parte de un análisis de muestras de rocas lunares recolectadas durante las misiones Apolo de la NASA y también por otros medios. Estas rocas, probablemente, cristalizaron a partir del océano de magma que cubrió la luna después de ese gigantesco impacto.
Sin embargo, esta datación no habría tenido en cuenta varias discrepancias con los modelos térmicos y otras pruebas, como las edades de algunos minerales de circón en la superficie lunar, que sugieren que la Luna podría tener hasta 4.510 millones de años.
Para elaborar su estudio, publicado en la revista Nature, los autores utilizaron modelos computerizados para demostrar que la Luna puede haber experimentado un calentamiento causado por las mareas que habría propiciado una ‘refundición’ de su superficie hace aproximadamente 4.350 millones de años, lo que podría haber puesto el reloj a cero, ‘reiniciando’ la edad de formación de las muestras lunares.
Calentamiento por mareas
El intenso calentamiento por mareas es un proceso derivado de las fuerzas gravitacionales entre dos cuerpos celestes que provocan una fricción interna.
En el caso de la Luna, es probable que este efecto fuera más pronunciado en su historia temprana, cuando estaba más cerca de la Tierra.
Según los últimos modelos, durante ciertos períodos de sus primeros años, la órbita de la Luna habría sido inestable, lo que la habría llevado a experimentar intensas fuerzas de marea de la Tierra, lo que podrían haber provocado importantes eventos de calentamiento, alterando drásticamente la geología de la Luna.
Esta nueva ‘refundición’ podría ayudar a explicar por qué hay menos cuencas lunares de impactos tempranos de lo que se podría esperarse: sencillamente, porque dichas cuencas de impacto se habrían ‘borrado’, sugiere el portal Space.