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Los testimonios dan cuenta de agresiones registradas en los últimos años, cuando las peregrinas transitaban por parajes alejados.
Casi medio millón de personas realizan anualmente alguna ruta del Camino de Santiago, una peregrinación que culmina en Santiago de Compostela, la ciudad gallega al noroeste de España en la que se encuentra la tumba del apóstol Santiago. Un itinerario que creyentes y no creyentes transitan por parajes idílicos en busca de una experiencia inolvidable.
Sin embargo, para algunas mujeres que realizan solas el Camino, lo inolvidable se debe a motivos distintos a los esperados. Al menos nueve de ellas han contado lo “aterrador” de las caminatas, al diario británico The Guardian.
Los episodios más frecuentes ocurrieron cuando se encontraban en tramos remotos. Mientras hacían la ruta, cuentan que vieron a hombres que se masturbaban mientras las miraban o que directamente las acosaron o realizaron tocamientos no deseados. Todas ellas lograron huir y seis interpusieron una denuncia ante la Policía, aunque solo una prosperó.
Gracias a la denuncia de una de ellas, las autoridades lograron identificar a uno de los asaltantes, un varón español que acabó condenado a una multa de 3.000 euros y una orden de alejamiento de 16 meses. En el resto de los casos no se logró dar con el agresor.
Los testimonios recabados por el diario corresponden a los últimos cinco años y se estima que con el aumento del número de peregrinos experimentado en los últimos tiempos, por un camino que transita Francia, Portugal y España, también se han incrementado este número de incidentes.
Cifra indeterminada de agresiones
De las 446.000 personas que recorrieron el Camino el año pasado, se calcula que más de la mitad son mujeres y un buen número de ellas son extranjeras, procedentes en su mayoría de EE.UU., Italia, Alemania, Portugal, Francia y Reino Unido.
Que la víctima sea extranjera y camine sola, que le sea difícil comunicarse y que también tenga dificultades para identificar al agresor podría aumentar la sensación de impunidad. Se cree que la mayoría de mujeres que han sido agredidas o acosadas en este contexto no presenta ninguna denuncia.
Sin embargo, sí se organizan y crean espacios de apoyo para escuchar otros testimonios y para compartir consejos para protegerse. Es el caso de Camigas, un espacio en redes sociales destinado a conectar peregrinas procedentes de cualquier lugar. Su creadora, Lorena Gaibor, cree que la violencia sexual en el Camino es “endémica” y refiere que todos los años les llegan casos de mujeres que cuentan experiencias similares.
Dispositivos de las autoridades
Desde el año 2015, el Gobierno regional de Galicia, el Gobierno de España y las diputaciones de las cuatro provincias gallegas crearon una Comisión de Seguridad Vial. Además, la Guardia Civil, junto a la Policía Local y la Nacional, cuentan con dispositivos especiales de vigilancia del Camino, que en verano incluye a la unidad de caballería.
Además, todos los años el Gobierno de España pone en marcha la campaña ‘No caminas sola’ para reforzar la seguridad de las peregrinas, a las que se suman diferentes regiones de paso, como Navarra o Aragón. Asimismo, se cuenta con la aplicación para móviles Alertcops, que manda una alerta a las fuerzas de seguridad proporcionando la ubicación exacta de la víctima.
Sin embargo, a pesar de los medios dispuestos por las autoridades, los relatos se siguen sucediendo. Una de las mujeres que contó su experiencia a The Guardian detalló que durante su trayecto un hombre intentó besarla, otro se masturbó frente a ella, otro la acosó a través del móvil y uno más la siguió por la calle.
Además, la hemeroteca recoge un buen número de incidentes, algunos de extrema gravedad, como la retención y violación de una peregrina en diciembre del año pasado, en un municipio de La Rioja.