Publicado:
Stenn Technologies entró en proceso de bancarrota tras una denuncia de HSBC Holdings Plc., que advirtió irregularidades en las operaciones de la compañía.
En menos de un mes, la compañía de comercio y financiación Stenn Technologies, valuada en unos 1.000 millones de dólares, entró en bancarrota. Su fundador, Greg Karpovsky, hizo el anuncio de manera remota, luego de haber salido del Reino Unido justo antes de que las subsidiarias británicas de su empresa cayeran en insolvencia tras una denuncia de HSBC Holdings Plc., uno de sus prestamistas.
La rapidez con la que la compañía colapsó tiró por la borda casi una década en la que Karpovsky había creado lo que describió como una empresa ambiciosa que se nutre de la tecnología para modificar una industria monótona y hacer negocios por más de 20.000 millones de dólares. Entre las compañías que respaldaban a Stenn Technologies se encontraban bancos y firmas de inversión, como Citigroup Inc., Barclays Plc, Crayhill Capital Partners y Centerbridge Partners.
Según información de Bloomberg, que tuvo acceso a registros internos, dichas empresas brindaron su respaldo pasando por alto el modelo de negocio atípico emprendido por Stenn y la inusual base de clientes de alto riesgo, además del poco control con el que operaba.
Crecimiento acelerado
El negocio de Stenn era la financiación de facturas, que consiste en comprar las facturas de otras compañías que se benefician por la obtención inmediata de dinero. Sin embargo, la pregunta que planteó Alex Yang, profesor de Ciencias de la Gestión y Operaciones en London Business School (Reino Unido), es cómo pudo hacer para tener un crecimiento tan rápido, ya que “las finanzas comerciales no son una nueva industria”.
En ese sentido, Karpovsky había dicho que aprovechaba la tecnología para proporcionar efectivo a los proveedores de forma más rápida que sus competidores.
Tal crecimiento también atrajo a grandes bancos del mundo, que se retiraron de algunos mercados, como la financiación comercial, y permitieron el surgimiento de empresas que los reemplazaban. “Se trata de crear espacios en los que nuevos actores con conocimientos y competencias insuficientes están entrando. Si combinas la falta de experiencia con la idea de ganar mucho dinero muy rápidamente, no es difícil predecir que algo va a salir mal”, analizó Angela Gallo, profesora senior de finanzas en la Bayes Business School de Londres (Reino Unido).
El optimismo respecto de la compañía se justificaba en sus importantes ganancias. Por ejemplo, su principal filial con sede en Londres, Stenn Assets UK Ltd., reportó en 2022 y 2023 un total de 108 millones de dólares en beneficios antes de deducir impuestos y pagó 56 millones de dólares en dividendos a una empresa matriz en las Islas Vírgenes Británicas.
La mayor parte de sus ingresos surgía de la relación con un importante grupo de empresas de diversas industrias, muchas de ellas instaladas en Asia, como Giordano International Ltd., una de las mayores marcas de moda de Hong Kong, el fabricante de Singapur Venture Corp. y Yamabun Trading Co., minorista de gasolina con sede en Osaka, Japón. Stenn también compró facturas de compañías tecnológicas taiwanesas por hasta 140 millones de dólares, como Inventec Corp., Simplo Technology Co. y Pegatron Corp.
No obstante, según Bloomberg, algunas de estas firmas han negado tener vínculos con Stenn mientras que otras fueron difíciles de rastrear.
El rápido colapso
Las alarmas sobre su funcionamiento las encendió HSBC Holdings Plc., que descubrió transacciones potencialmente falsas de algunas empresas vinculadas con Stenn.
En una reunión realizada el 2 de diciembre con algunos directivos, Karpovsky explicó que habían surgido algunos problemas con HSBC. Al analizar la presentación judicial, descubrieron que el banco daba detalles sobre algunos pagos que se suponía que provenían de clientes de Stenn eran en realidad de entidades creadas para hacerse pasar por ellos. Dos días después, la compañía fue a la bancarrota. Karpovsky lo anunció vía remota, porque ya había desaparecido.