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La jefa de la Comisión Europea admitió que los precios de la energía en la Unión Europea son más altos que en China y EE.UU.
La Unión Europea debería renunciar por completo a los combustibles fósiles rusos y reducir los precios de la energía en el bloque comunitario, declaró el miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo.
“Los precios de la energía en Europa siguen siendo estructuralmente más altos que en EE.UU. o China y varían significativamente dentro de la UE. Por eso debemos reducirlos, al tiempo que completamos la eliminación progresiva de los combustibles fósiles rusos”, indicó.
Según Von der Leyen, ambos objetivos “deben ir de la mano”. “¿Cómo podemos conseguirlo? No solo debemos seguir diversificando nuestros suministros energéticos. Tendremos que invertir en tecnologías de energía limpia de nueva generación, como la fusión, la energía geotérmica mejorada y las baterías de estado sólido”, precisó.
Anteriormente, la jefa de la Comisión Europea también afirmó que la negativa al suministro de gas ruso provocó que los hogares y las empresas de Europa tuvieran que hacer frente a “los costes de la energía desorbitados” y que las facturas de muchos aún no han bajado. Detalló que el bloque ha recortado sus compras de gas provenientes de Rusia en un 75 % y que actualmente cerca de la mitad de los suministros proceden de Estados Unidos.
¿Una crisis energética en el horizonte?
Como señalaron algunos expertos citados por Bloomberg, la UE experimentó en 2024 un aumento del 45 % en el precio del gas, mientras que los contratos para este año cotizan al triple de los precios anteriores a la crisis.
Mientras tanto, las reservas europeas de gas se están reduciendo a un ritmo acelerado, en torno al 25 %, el mayor descenso desde 2018.
Ante esta situación, los expertos señalan que Europa tendrá que importar un 10 % más de gas que el año pasado. Esto podría provocar, según las previsiones de Bloomberg, una escasez mundial de gas que podría durar al menos hasta 2027. Como consecuencia, podría provocar un mayor aumento de los precios del combustible en la UE y una competencia con los mercados asiáticos, principales consumidores del hidrocarburo, concluyeron los expertos de la agencia.