En Brasil se discute un plan de ajuste dentro del gobierno de Lula, capitaneado por su ministro de Economía Fernando Haddad, que genera descontento entre las bases del gobierno.
Entre julio y agosto el gobierno cerró su presupuesto para la gestión 2025, pero ahora el ministro de Economía está impulsando una serie de recortes en el gasto social, lo que ha desatado un debate interno muy fuerte en la administración de Lula.
Los movimientos sociales, sindicatos y partidos de izquierda que forman parte o apoyan al gobierno lanzaron un manifiesto en el que denuncian un chantaje del mercado financiero y los medios con el objetivo de favorecer a minorías privilegiadas. El presidente Lula busca que el recorte incluya a las Fuerzas Armadas y ha reiterado sus críticas al poder concentrado, pero todo parece indicar que el ajuste seguirá su curso.
Las divergencias continúan e incluso dentro del gabinete dos ministros han declarado que podrían renunciar si se aprueban recortes en las áreas sociales.
En la calle como es previsible hay consenso en contra del ajuste, pero veamos los argumentos.
La aprobación de estos recortes amenaza con convertirse en un parte aguas para el gobierno, al cierre de esta edición parte del gabinete, los militares, la ciudadanía y el propio Lula se han manifestado en contra, sin embargo pareciera que la última palabra la tiene otro poder que no necesita someterse a las elecciones.
Andrés Sal.lari, HispanTV, São Paulo
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