En una mezquita de Curitiba, en Brasil, un grupo de estudiantes y sus maestros trabajan por romper prejuicios sociales y religiosos que tienen un anclaje casi milenario.
Nuestro trabajo nos brinda hoy una oportunidad especial, la escuela de enseñanza chií Salam de Curitiba nos abre sus puertas para testimoniar sus cursos de estudios islámicos que se brindan año tras año en el marco de la festividad de Ashura.
Entre finales del siglo 18 y las primeras décadas del 19 el continente americano se independizó formalmente de las potencias europeas, pero romper con las barreras del colonialismo es una historia mucho más compleja. Desde aquellos tiempos y antes incluso, ser musulmán fue una mala palabra para la cultura dominante de occidente y no es difícil descubrir esa herencia hasta el día de hoy. Aquí en Curitiba, al sur de Brasil, la escuela Salam está en pie de lucha contra la estigmatización del Islam.
Año tras año alrededor de una quincena de alumnos de distintas regiones de Brasil confluyen en esta Mezquita para iniciar o profundizar sus conocimientos, algunos se convirtieron desde otras religiones o credos y otros son por lo general descendientes de la importante colonia libanesa que migró hacia estos rincones de América del Sur.
Agrada observar el compromiso de los jóvenes con sus creencias y el espíritu comunitario del encuentro.
Durante las jornadas de formación, antes de caer la tarde, pudimos ver a los alumnos y a otros integrantes de esta comunidad caminar por las inmediaciones del predio para manifestar su homenaje al Imán Husein. Todo indica que el legado de la lucha continuará.
Andrés Sal.lari, Curitiba.
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