Muchos de ustedes habrán visto en los últimos días la imagen del sillazo que se produjo durante un debate político en el marco de la campaña hacia las elecciones municipales en Brasil.
Las habituales campañas inspiradas en mensajes de odio tuvieron un giro inesperado aquí en Brasil. Tras una andanada de difamaciones lanzadas por el candidato a la alcaldía de Sao Paulo, Pablo Marcal en contra de uno de sus oponentes, el difamado optó por pasar a la acción, produciéndose la siguiente escena.
Hace algunas semanas presentábamos así a Pablo Marcal, un nuevo fenómeno ultraderechista que explota con gran habilidad el algoritmo digital. Todos sus contrincantes son enemigos a humillar, el candidato lulista Boulos, el actual prefecto bolsonarista Nunes, un comunista, sobre el resto, desprecio.
Conversamos con la socióloga Rosemary Segurado para tratar de entender por qué las estrategias de la ultraderecha están tan enfocadas en la destrucción personal de sus adversarios y no en el debate programático.
Un elemento fundamental en este tipo de estrategias es la utilización sistemática de información falsa.
En su vorágine por obtener likes y visualizaciones, el candidato ultraderechista no supo valorar el umbral para resistir agresiones de José Luis Datena, a quien Marcal llama despectivamente Dapena. Según la última encuesta, este error de cálculo le provocó una caída de 3 puntos en su intención de voto.
Andrés Sal.lari, Sao Paulo
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