Entre diciembre y enero los manifestantes violentos bloquearon cientos de carreteras en la región y tomaron los aeropuertos de Juliaca, Arequipa y Cusco. Solo el primero sigue sin operar. Asimismo, hasta el 21 de febrero habían 35 bloqueos de carreteras a nivel nacional, todos concentrados en Puno.
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Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viajes y Turismo (Apavit), afirma que la recuperación del sector “será de acuerdo a cómo se desarrolle la situación política”. Por ello resalta que hoy Puno es “una ciudad desierta de turistas, y con agencias de viaje, hoteles y restaurantes cerrados”. Además, advierte que mientras no se recupere la imagen del Perú internacionalmente, Cusco y Arequipa dependerán del turismo interno.
“En Cusco y Arequipa vemos un tímido y muy bajo movimiento de turistas extranjeros, motivo por el cual Promperú está promoviendo grandes campañas para incentivar el turismo interno. Una vez estabilizada la situación política saldrá con fuertes campañas al extranjero”, explica.
Por su parte, Juan Stoessel, CEO de Casa Andina, asegura que con el pasar de los días “hay cada vez menos marchas” y que esa “tensa calma” permite que los hoteles de la región reciban sus primeras reservas luego de la etapa más violenta del conflicto social.
“Hay una tendencia y es que cada vez nos llaman más para pedir información. Hoy tenemos poquitas reservas, pero han reiniciado a partir de marzo, aunque de manera muy reducida”, comenta.
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Sin embargo, lamenta que no se registraran clientes en los primeros meses del año. Ello afectará los resultados anuales del sector.
“El primer trimestre está muerto en turismo receptivo. El segundo trimestre puede comenzar a tener una reactivación si mejora el turismo interno. Si todo camina bien en el segundo semestre tendríamos una reactivación contando con extranjeros”, proyecta.
Otro aliado de la recuperación del Cusco será Machu Picchu, que reinició sus operaciones el 15 de febrero pasado.
“Tener cerrado Machu Picchu imposibilitaba la llegada de turistas nacionales y extranjeros, pero la recuperación será lenta por la deteriorada imagen del país. Esa recuperación tardará cuatro o cinco meses, por lo que no vamos a tener la cantidad de visitantes que deberíamos tener antes de la temporada alta”, afirma Berner Caballero, presidente de la Cámara Regional de Turismo de Cusco.
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Según Walter Bustamante, presidente de la Cámara Regional de Entidades Turísticas (Caretur) de Arequipa y dueño del restaurante Sonccollay Preinka Cuisine, la región también recibe nuevas reservas, pero a partir del 17 de marzo. “Me consultan si hay problemas en Puno, en Cusco, porque van a visitar todo el sur”, narra.
Otro sector afectado por los conflictos es el de los restaurantes. Bustamante cuenta que hoy los locales cuyo público objetivo es el turista tienen que adaptarse para recibir clientes locales.
“El público nacional busca poco Sonccollay. En los últimos días solo he tenido dos turistas, no dos grupos, solo dos turistas. Para nosotros es muy bajo. Le he pedido a los afiliados de Caretur que se reinventen para atraer el turismo local, muchos han bajado sus precios, pero así no se puede sobrevivir, porque la carne de alpaca y de cordero ha subido. La papa también”, detalla.
Cifras
El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) indicó que en el 2022 llegaron 2 millones de turistas extranjeros al Perú y proyectaba el arribo de otros 2,5 millones en el 2023. Ambas cifras seguían siendo inferiores a lo visto en el 2019 cuando llegaron 4,4 millones de turistas. La conflictividad social hace peligrar que se cumplan las metas.
“Ojalá podamos llegar al número de turistas extranjeros del año pasado, o al menos acercarnos a los 2 millones. Pero hay que recordar que nosotros estamos muy lejos de lo que recibimos prepandemia, mientras que el mundo ya se recuperó al 100%”, lamenta Stoessel.
De acuerdo a Caballero, en el 2022 el turismo receptivo del Cusco se recuperó en 80% frente al 2019 y se esperaba superar el 100% en este 2023. Tras lo sucedido será difícil.
“Las proyecciones han cambiado porque se ha dañado la imagen del Cusco como destino seguro. El turista extranjero tiene que estar seguro de que puede venir al Perú y no arriesgarse meses antes de venir. Por eso en los meses más cercanos debemos de hacer una campaña para atraer al turista local”, plantea.
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La falta de turistas propicia que los hoteles estén vacíos. Stoessel detalla que actualmente Cusco tiene el 80% de sus hoteles cerrados; Arequipa, el 50%; y Puno, el 100%. Añade que la ocupación en Arequipa es del 20% y que en Cusco “incluso es menos”.
Caballero asegura que el Cusco promedió la ocupación de un 80% del aforo de hoteles en el 2022 y proyecta que para el segundo semestre del 2023 se puede llegar a esa cifra siempre que se controle la violencia social. Por esto, es poco optimista respecto al resultado anual.
“Nuestra ocupación no supera el 20%. Todavía trabajamos con flujos mínimos de turistas y los hoteles y agencias de viajes han tenido que suspender las actividades de muchos trabajadores”, manifiesta.
Bustamante, por su parte, advierte que hoy el turismo en Arequipa se encuentra en un “10% de recuperación” si se compara con lo conseguido el año pasado. Agrega que el turismo interno también ha caído, pero considera que en ese caso específico la principal responsable es la temporada de lluvias y no las protestas.
Vuelos
Los efectos de la violencia social en el turismo del sur también se puede ver reflejada en la cantidad de ocupación de los vuelos realizados. Según Franco Chaparro, gerente de Ventas de Sky, los viajes a Cusco tuvieron un 65% de ocupación en enero del 2023, mientras que en enero del 2022 la cifra alcanzó el 86%. En Arequipa bajó de 91% en enero del 2022 a 80% en enero del 2023.
Sin embargo, resalta que las cifras en febrero ya muestran una recuperación. “Afortunadamente, en lo que va de febrero de este año, hemos visto que el desempeño de las rutas ha mejorado. Tan es así que en la tercera semana, del 13 al 19 de febrero, se registró 77% de ocupación en la ruta Cusco y 88% en la de Arequipa”, afirma.