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El PT considera que hay un riesgo para la seguridad del futuro mandatario.
La seguridad personal del Presidente de la República de Brasil a partir del 1 de enero, cuando asuma el cargo Luiz Inácio Lula da Silva, dejará de estar a cargo de la Oficina de Seguridad Institucional (GSI, por sus siglas en portugués).
La decisión fue tomada por el Partido de los Trabajadores (PT) y el propio presidente electo, debido a los nexos de esa agencia con el actual mandatario, Jair Bolsonaro, reseñó Folha de S.Paulo.
En la evaluación que hicieron las futuras autoridades brasileñas determinaron que en los últimos años se han nombrado a afines a Bolsonaro en el seno del GSI, lo que representa un riesgo para la seguridad de Lula.
Actualmente, el GSI está bajo el mando del general Augusto Heleno, un reconocido aliado de Bolsonaro. Fue un asistente directo en la oficina del exministro del Ejército Sylvio Frota, durante el periodo de gobierno de Ernesto Geisel (1974-1979) en la dictadura brasileña.
En 2019, Heleno afirmó que la dictadura militar en Brasil “fue una contrarrevolución”, que le evitó al gigante suramericano convertirse “en Cuba”.
Hasta ahora, la Policía Federal (PF) está brindando seguridad al mandatario electo y no aceptó la propuesta del equipo de Heleno de participar en la toma de posesión el 1 de enero.
Una vez que se realice la toma de posesión, la PF seguirá brindando protección a Lula hasta una reestructuración definitiva.
