Tras vivir tres dictaduras en la década de 1970, el país suramericano volvió a la senda democrática, en la que aún se encamina.
El 10 de agosto de 1979, Jaime Roldós Aguilera se posesionó como presidente de Ecuador, tras ganar en el balotaje de los comicios celebrados en abril de ese año. Con su juramentación, y la entrada en vigor de una nueva Constitución ese mismo día, finalmente se dejaba atrás a las dictaduras que azotaron al país.
Desde 1970, explica el historiador ecuatoriano Juan Paz y Miño en entrevista con RT, el país vivió tres dictaduras. Primero estuvo la de José María Velasco Ibarra, que aunque ganó las elecciones en 1968 y asumió el poder desde entonces, en junio de 1970 se declara dictador.
Esta dictadura fue “apoyada por los militares”, dice Paz y Miño, aunque señala que “fue de transición”, ya que las Fuerzas Armadas decidieron controlar directamente el poder a partir de 1972.
Desde entonces, se instaló la dictadura del general Guillermo Rodríguez Lara (1972-1976) y enseguida el triunvirato del Consejo Supremo de Gobierno (1976-1979), integrado por el almirante Alfredo Poveda, el general Guillermo Durán y el brigadier general Luis Leoro.
Ese triunvirato “instrumentalizó el proceso de retorno al orden constitucional”, que culminó con la expedición de una nueva Constitución por referéndum y el ascenso presidencial de Roldós Aguilera.
“La dictadura de Rodríguez Lara fue ‘progresista’, mientras el triunvirato fue autoritario y represivo. Felizmente, Ecuador no tuvo un proceso como el de Chile, donde el general Augusto Pinochet instaló una dictadura terrorista de Estado. El cuestionamiento a la dictadura, el desprestigio de ese gobierno militar, la presión civil, el derrumbe de la economía petrolera, son los principales factores que explican que los militares resolvieran dejar el poder”, indica el historiador.
Desde 1979, el 10 de agosto en Ecuador recuerda el retorno a la democracia, que ahora cumple 45 años; pero esa celebración se sumó a una previa, pues el mismo día, pero de 1809, ocurrió la Revolución de Quito, que instaló una Junta Suprema de Gobierno que dio inicio al largo proceso de la independencia del actual Ecuador.
¿Qué ha pasado desde 1979?
Paz y Miño sostiene que hay una relación estrecha entre el modelo de economía y el camino seguido por los distintos gobiernos. “El desarrollismo todavía estaba vigente a inicios de la década de 1980, lo cual hacía previsible un desarrollo apoyado por el reformismo social”, comenta al respecto.
Señala que desde 1984, con el gobierno de León Febres-Cordero —que se extendió hasta 1988—, “se inició el camino neoliberal del país”, coincidiendo con lo que ocurría en América Latina, de modo que desde la década de 1990 ese modelo quedó definitivamente instalado. “En consecuencia, se afectó el desarrollo y se perdió la idea de bienestar social”, menciona el historiador al respecto.
No obstante, continua, la situación fue revertida por el gobierno de Rafael Correa (2007-2017), “que impulsó una economía social, que trajo amplios beneficios para la sociedad”. Durante su gestión se llevó a cabo una Asamblea Constituyente, que redactó una nueva Constitución, terminando así con la de 1998, que fue la primera después de la de 1979.
“Pero desde 2017 se restauró el neoliberalismo y, además, con características oligárquicas y tres gobiernos exclusivamente empresariales (dos presidentes millonarios), con lo cual se han perdido los ideales de la democracia representativa, que ilusionaron a los ecuatorianos de 1979″, agrega Paz y Miño, haciendo referencia a los mandatos de Lenín Moreno (2017-2021), el banquero Guillermo Lasso (2021-2023) y el actual presidente, Daniel Noboa.
“Oligarquía”
El historiador considera que hoy Ecuador se volvió un país “en el que buena parte de la población piensa en salir” y “un 70 % vive en el desempleo y la informalidad”, al tiempo que “todos en la inseguridad cotidiana y sin desarrollo económico”.
“Si retomamos las ideas de la filosofía griega antigua, particularmente de Platón y Aristóteles, en Ecuador se vive una ‘oligarquía’, es decir, el gobierno de pocos, y no una democracia, es decir, el gobierno del ‘demos’, del pueblo. Esperemos que pronto cambie esta situación histórica“, enfatiza.
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