El Congreso de la República de Guatemala le ha dado la espalda al presidente, complicando aún más la situación de su gobierno.
El presidente de la república continúa en una falencia de apoyos políticos, más de la mitad de los diputados en el congreso votaron en contra de un estado de calamidad que el presidente propuso, por lo que al no obtener los votos necesarios se tuvo que retractar y buscar alternativas para enfrentar una crisis generalizada en el país.
Bancadas enteras votaron en contra de la petición del presidente de abrir la posibilidad de atender las emergencias causadas por las lluvias y otras necesidades a través de un estado de calamidad que permite compras sin licitación. Las vías existen, advierte un diputado, pero el estado de calamidad no es opción.
Pero el desgaste en tan solo seis meses es palpable y los disensos con el gobierno central se empiezan a materializar, recién se realizó una manifestación masiva de organizaciones campesinas e indígenas que rechazan la gestión de Bernardo Arévalo, analistas coinciden en la crisis que atraviesa el gobierno.
El desencanto por el “gobierno de la primavera” cada vez es más notorio, a pesar de las buenas intenciones del presidente, sus ministro y diputados, el cáncer de la corrupción como herencia de otros gobiernos es de proporciones dantescas.
Otras organizaciones civiles y tanques de pensamiento coinciden en que uno de los mayores tropiezos para el gobierno de Arévalo sigue siendo mantener dentro de sus instituciones a operadores de mafias que se han perpetuado desde los tres gobiernos anteriores.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.
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