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Casi dos años después del atentado contra el gasoducto, las sospechas recaen sobre un ucraniano cuyo último paradero se cree era en Polonia.
Alemania ha emitido una orden de detención contra un buzo ucraniano sospechoso de participar en el atentado terrorista al Nord Stream, informaron este miércoles medios locales citando fuentes de inteligencia extranjera.
Casi dos años después del atentado contra el gasoducto, las sospechas recaen sobre un ucraniano cuyo último paradero se cree era en Polonia. Sin embargo, la Fiscalía General Federal declinó hacer comentarios sobre los detalles de la orden de detención. Según reportes, otros dos ciudadanos ucranianos, entre ellos una mujer, son sospechosos de haber cometido el delito. Se presume que serían buzos que colocaron artefactos explosivos en las tuberías.
Según Die Zeit, el Gobierno alemán ha enviado la orden de detención a Polonia y está discutiendo el destino del sospechoso al más alto nivel. El último lugar de residencia del buzo, identificado por los medios de comunicación como Vladímir Z., fue Pruszków, al oeste de Varsovia. De acuerdo al periódico Suddeutsche Zeitung, Polonia no ha tomado ninguna medida para detenerlo y entregarlo a Alemania. El diario señala que ahora el caso “se ha convertido en una cuestión política”.
En total, los investigadores alemanes creen que en las explosiones del Nord Stream participaron seis personas (cinco hombres y una mujer), que usaron el yate Andrómeda para transportar los explosivos al lugar de los hechos. Entre ellos, presumiblemente, se encontraba Vladímir Z. Las investigaciones sugieren que en algún momento de su viaje los buzos se sumergieron en el fondo del mar y colocaron artefactos explosivos en las tuberías.
Las potentes explosiones en los gasoductos Nord Stream tuvieron lugar el 26 de septiembre de 2022, quedando ambos proyectos inutilizados. Las investigaciones de países occidentales no han establecido la autoría concreta de lo que ha sido descrito como el mayor acto terrorista industrial de la historia.
Los gobiernos de Dinamarca, Alemania y Suecia se negaron a divulgar los resultados de su indagación sobre el hecho y desoyeron las peticiones de Rusia, que solicitó que se le permitiera participar.
En julio, el Gobierno alemán reiteró que no tiene previsto revelar detalles sobre la investigación porque podría poner en peligro sus objetivos.