En junio, la economía peruana sufrió una desaceleración significativa, registrando un crecimiento de apenas 0,21%, muy por debajo de las expectativas y del rendimiento de meses anteriores.
Este freno abrupto se debió principalmente a la caída en sectores clave como la agroindustria, minería e hidrocarburos, y construcción, todos con cifras negativas. El optimismo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) quedó en entredicho, ya que habían proyectado un crecimiento superior al 3,1% para 2024, subestimando los riesgos actuales. Esto subraya la necesidad de políticas más prudentes y adaptadas a la realidad económica.
El PBI peruano creció apenas un 0,21% en junio, muy por debajo del 5% registrado en abril y mayo tras la mejora climática. A pesar del optimismo del Ejecutivo sobre un crecimiento sostenido, junio mostró una marcada desaceleración, especialmente en el sector pesquero, que creció solo un 56,77%, una cifra lejos de los meses anteriores.
Para 2024, se prevé un aumento en la vulnerabilidad de los hogares más pobres debido al estancamiento económico. La falta de confianza entre inversionistas y actores económicos refleja una creciente preocupación por la estabilidad política.
Tras un primer semestre débil en la economía, alcanzar las metas de crecimiento anual resulta extremadamente difícil. En este contexto, las proyecciones optimistas del Ejecutivo podrían resultar poco realistas.
El Ministerio de Economía y Finanzas de Perú proyectó un crecimiento del PBI superior al 3,1% para 2024. Sin embargo, para lograr este objetivo se requería un crecimiento cercano al 4% en la segunda mitad del año.
Aarón Rodríguez; Lima.
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