El Gobierno de Perú asegura que no tiene una alianza con el Congreso, pero los críticos denuncian que ambas entidades se protegen mutuamente.
El gobierno peruano intenta proyectar una imagen de separación de poderes y democracia al afirmar que no existe una alianza entre el Ejecutivo y el Congreso. Sin embargo, en los últimos meses, ambas entidades han salvaguardado sus intereses, especialmente en el marco de las próximas elecciones.
En este contexto, se destacó que las diferencias entre las bancadas y el gobierno son un reflejo del clima democrático que se vive en el Perú, descartando cualquier relación cercana entre ambas entidades. Para el Ejecutivo, esta es una clara evidencia de que el país se encuentra en un entorno de plena democracia, donde se respeta la separación de poderes. No obstante, las críticas persisten, pues este supuesto distanciamiento sería solo una fachada, ya que ambas instituciones se han protegido mutuamente por años para mantener sus intereses.
Recientemente, el Congreso promulgó una ley que prescribe los delitos de lesa humanidad cometidos antes del año 2002. A pesar de las críticas de entidades internacionales que advierten sobre la posible impunidad para crímenes graves, el Ejecutivo decidió no observarla.
La alianza entre el Congreso y el Ejecutivo es evidente, y tiene como objetivo blindarse mutuamente, lo que expone la falta de justicia y el deterioro del Estado de derecho en el país. Esta situación podría permitir al fujimorismo y a otras bancadas impulsar reformas que beneficien sus propios intereses, incluso en el ámbito electoral.
Según la última encuesta de Datum, el 80 % de los peruanos aún no ha decidido por quién votará en las elecciones generales del 2026, mientras que el 61 % de los encuestados tiene clara la ideología política con la que se identifica.
Aarón Rodríguez, Lima
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